Desde tiempos inmemoriales, la ciencia, el arte y la tecnología han impulsado nuestra humanidad marcando una interesante diferencia entre otras especies. Este fenómeno cultural, el cual no podría determinar cuándo ni dónde tuvo lugar con exactitud, a lo largo de toda nuestra historia, contada y no contada, nos acompaña para sorprendernos y transformar nuestras maneras de percibir y expresar las diversas realidades que nos atraviesan.
¿Existe Ciencia en el Arte?
¿Arte en la Ciencia? En mi opinión, si bien son dos disciplinas diferenciadas están entrelazadas en el proceso de creación y reinvención propia de cada una. La tecnología es, por tanto, el nexo que retroalimenta este sistema de conocimientos y se nutre, a su vez, de ambas.
Entendamos que, por tecnología, no sólo se hablamos de cableados eléctricos, maquinaria industrial o una pinza pico de loro; la estrategia con la que enfrentamos un problema al cual necesitamos encontrarle una pronta solución, ese despliegue de habilidades y herramientas que tengamos o necesitemos inventar es también nuestra primigenia tecno-expresión en la que en muchas ocasiones no reparamos y, por ende, no valoramos el potencial ni la simpleza que rige en semejante grandiosidad.
La tecnología avanza con nosotres y nosotres avanzamos junto a ella. Como todo poder, conlleva una gran responsabilidad (diría el tío Ben). Todo aquello que puede brindar bienestar, también puede operar en el sentido contrario sin conciencia en las consecuencias que nuestras acciones tengan no sólo sobre nuestra sociedad y especie, sino sobre todo lo que comparte nuestro hogar en este pequeño puntito dentro de la galaxia que llamamos hogar: el planeta Tierra.
La Ilustración en la Ciencia
Leonardo Da Vinci no era sólo un artista sino también un gran científico. Se suele pensar en él como un pintor con algo de interés por la ciencia, pero estos dibujos nos enseñan que era tan bueno como científico que como artista.
Martin Clayton
“Estudio del feto en el útero”(1511)
“Sección sagital del cerebro humano” (1831-54)
Ahora no todo tiene porqué ser tan críptico ni sombrío,
¿acaso la existencia no está colmada de grises y matices diversos?
Todo es un reflejo de lo que somos por dentro;
un fractal eterno que va conjugándose con el Cosmos.
Rothschildia jacobaeae (2021)