La Plata, amor en diagonales.
Ciudad masónica, ciudad planificada, ciudad “racionalizada”. Ciudad de tilos y diagonales, plazas y bosque.
Quizás lo que más reafirma mi sentido de pertenencia y amor a esta ciudad es haberme dado mediante la educación pública y gratuita, la posibilidad de estudiar y formarme como persona.
La universidad es la ciudad y la ciudad es la universidad (volver a hacer de esta simbiosis un diferencial nacional para nuestra ciudad es hoy, a mi punto de vista, nuestro principal desafío).
Tenemos también una profunda historia de lucha y compromiso en tiempos de dictadura y democracia. La fuerza del movimiento estudiantil, la lucha de las mujeres, de las organizaciones sociales con su valiosísima tarea en el territorio castigado de la ciudad, son un valor que tenemos y debemos rescatar.
Pero también amo y creo que todos amamos nuestra cultura, y con esto quiero decir que la ciudad es la patria chica de las vanguardias artísticas: desde Petrorutti hasta Fede Moura, del arte abstracto al rock nacional: cuna de la Cofradía de la flor solar, Virus, Los Redondos, El Mato… en fin, la plata es una infinita fabrica cultural de arte, rock, literatura y educación.