Vanina Artola

En el 2020 implementamos nuevas maneras de estar presente. Pañuelo en los balcones. 24 de marzo 2020

Después de mas de un año lo he ido llevando de diferentes maneras, principalmente buscando formas de pasar el tiempo sin estar todo el día en la computadora. Difícil. Bastante difícil.

Soy comunicadora popular, integro el equipo del Servicio Informativo Regional de las radios que integran FARCO (Foro Argentino de Radios Comunitarias) en La Plata. Además soy ayudante en la catedra de radio en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

La virtualidad del trabajo y de la Universidad fue todo un lugar a descubrir. Las cursadas en una clase practica como es Radio donde hacemos practicas en estudio, conocemos radios de la ciudad y demás fueron rarísimas y difíciles, buscar que lxs estudiantes se entusiasmen en este contexto es difícil pero no imposible, hablamos mucho, hicimos cursadas virtuales periódicamente y logramos salir adelante.

En la radio por otro lado fue un proceso de ir buscando formas, diseñando estrategias, eligiendo de que manera hacerlo, aprovechando las herramientas que nos da internet. La programación nunca paró, de lunes a lunes.

Hoy convivo con una compañera con la que compartimos casas desde hace varios años pero buscamos cosas para hacer sin agotar la convivencia estando todo el día dentro de la misma casa.

El patio de la escuela 10 de La Plata visto desde el techo. A una semana del inicio del ASPO

En el inicio de la pandemia convivía con dos compañeras y en el medio, cuando se abrieron las mudanzas, nos mudamos porque se terminaba el contrato. Eso también fue un corte dentro del aislamiento.

El mismo patio pero de noche. En la primera luna llena de Aislamiento Social Preventivo y obligatorio

Lo que mas extrañe fueron los meses que pasé sin ver a mi familia (madre, padre, abuela) que no viven en La Plata. En la “vieja normalidad” nos veíamos cada 15 días, viajaba yo o venían ellxs, desde el comienzo del aislamiento estuvimos 5 meses sin vernos. La tecnología permitió que habláramos todos los días, llamadas, video llamadas, pero no reemplazo los abrazos, los encuentros, las charlas cotidianas, las comidas de la abuela.

La presencialidad en el trabajo también se hizo extrañar. Al principio fue divertido, estuvo bueno no chupar el frio de invierno a las 7.30 de la mañana. Pero en un momento empecé a necesitar salir, a ver a lxs compañerxs de trabajo, al menos un rato. Los beneficios de trabajar con compañerxs.

Recién en marzo volvimos a la presencialidad, a vernos de otra manera, con protocolos, sin mate de por medio pero las dinámicas de trabajo volvieron.

Desde mediados de la pandemia empecé a darme cuenta que era necesario tener presente la cantidad de horas que pasaba frente a la pantalla de la compu, siempre en la misma posición. En ese momento me di cuenta que era necesario tener tiempos sin pantalla y haciendo otra cosa, cuando no podía salir hacia yoga con tutoriales de youtube y desde que empezaron a abrir las salidas me hago el tiempo para salir al menos un rato a caminar o en la bici.

Buscando rincones para explorar con diferentes actividades. Hacíamos rotaciones de libros.

Los cambios de humor iban directamente relacionados a ese encierro y se acentuaban con el malestar corporal. Desde septiembre me diagnosticaron rectificación de columna asique comencé a utilizar un cuello ortopédico para los momentos en que estoy frente a la computadora para mejorar la postura. La rectificación de columna desencadena grandes dolores de cabeza y por supuesto que esos dolores desencadenan un profundo pesar y mal humor.

En 2020 y en este momento de segunda ola creo que lo principal es la responsabilidad individual, es la única que queda. No podemos ser eternos hijxs del rigor, sabemos que el virus existe, que hay gente que se muere y que puede ser alguien cercano. Y además es sumamente importante ser empaticx y tener consideración con lxs trabajadores de la salud que están en la primera línea.